Problemas de los nuevos corazones

Pintaba muy bonito cuando me lo vendí, pero resulta que esto es complicadísimo. Tan difícil, que no creo que pueda conseguirlo.

Al cerrar por última vez la puerta de mi antiguo corazón me crecí. Me crecí tanto que pensé que nada podía salir mal. Salté muy muy alto, creyendo con fuerza que había aprendido lecciones suficientes. La cordura y la razón de ser se fueron de putas. Supongo que a celebrarlo.

Me equivoqué. Me confundí tanto, que me he dado de morros contra mi propio felpudo de bienvenida. Así, antes de ni siquiera estrenar, sin anestesia.  Al menos ahora sé que me queda más sangre de la que me imaginaba. Lastimero alivio ante tremendo tortazo.

Como ha sido tan inesperado, aún no consigo respirar con normalidad, y el corazón sigue a mil por hora. Me he raspado la ilusión y las ganas están todas moradas. No pienso entrar en mi nuevo corazón así, menos mal que aún no he sacado la llave del bolso. Tampoco es que quiera moverme mucho, es difícil asumirlo...¿Antes de empezar, ya mordiendo el polvo? Mira que soy gilipollas.

A mi me enseñaron que de todo hay que sacar una moraleja, y no pienso levantar la vista del suelo hasta que no tenga una conclusión que no implique dar patadas al mundo, patadas de las fuertes. Aunque haya sido todo culpa de mis cordones desatados, no me da la gana dejar esta cosa negra que me ha invadido las entrañas, NO ME DA LA GANA.

El cuento tiene que seguir, pero ahora mismo no sé como hacerlo, quizá no es justo, quizá no sea tan complicado, nunca ha sido algo infinito. Yo hasta que no lleguen las perdices no pienso retirarme...
Ahora mismo, ni siquiera imagino, y es algo asqueroso...lo siento, pero eso no te lo permito.

Os dejo relamiéndome mis heridas, para volver con fuerza.