Antes nunca salía corriendo. Siempre me quedaba a enfrentar
lo que viniera, pero ahora ya no puedo. Cuando parece que ya tengo fuerzas,
resulta que no están, sólo sirven de resorte para cerrar la puerta y dejar
atrás todo lo que cuesta, aunque sea sólo durante unos minutos.
No sé dónde se ha quedado lo que fui, dónde se ha quedado
esa chica contestona que siempre intentaba tener la última palabra. Esa chica
que lloraba y dejaba que todo se fuera con las lágrimas. No sé donde se ha
quedado, sólo sé que ya no está.
Porque todo lo demás está ahí, abierto y sin cicatrizar.
Tantas heridas y magulladuras que no consigo seguir adelante sin mirar hacia
atrás. Sin ver los errores, sin ver todos los pasos dados cuando ni siquiera
estaba en un camino. Todo está ahí, como si hubiera ocurrido ayer. No sé en qué
momento llegó el tropiezo inicial, donde ocurrió el primer traspié que provocó
todos los demás. Estoy coja, es lo único
que puedo saber con certeza. Porque me duele.
Apenas tengo fuerzas para estar parada como si no pasara
nada, como si sólo fuera un alto para tomar aire y continuar. Cómo voy a
plantearme continuar si ni siquiera sé hacia donde tengo que ir. Ni a lo que
agarrarme, ni sobre lo que sujetarme. No quiero seguir andando. Ya no.
Hay momentos en los que me imagino un gran lago donde
chapucear para siempre, donde no hubiera tiempo, ni obligaciones, ni
necesidades. Sólo agua, y sólo yo. Nadie a quien fallar, ni nadie que te falle.
Un lago donde no hubiera dolor, donde no
hubiera pensamientos. Sólo el fluir del agua y mi respiración. Sin más.
Muchas noches me he preguntado donde estaban mis ansias por
escribir. Por hablar de amores pasados o amores imaginarios, de sinsabores y
olores como hacía antaño. Ahora lo sé. No se puede escribir sobre un estado
transitorio cuando ha dejado de serlo. No se puede escribir sobre sentimientos
cuando tu corazón se ha cerrado, cuando la inercia ha tomado el rumbo de tu
vida y no sabes cómo pararla. O has dejado de querer hacerlo.
¿Cómo se sobrevive en el camino, si ni siquiera tienes uno?