Esa cosa llamada mundo

El mundo, esa cosa misteriosa y enorme en la que un buen día, alguien o algo decidió soltarnos.

Hoy el sol brilla, y la copa de vino refleja extrañas formas en este papel que escribo. La luz hace que mantenga mi ceño fruncido, y el aire de mi terraza despeina mi pelo. Es un día de esos en los que el mundo, por el mero hecho de ser, te regala. Sin más, te refleja a ti mismo, lo que eres, en el preciso momento. Este preciso momento.

De fondo, salta una canción que me hace volver hacia atrás. Lo bonito es que me giro hacia mi pasado con una sonrisa. No hay melancolía, no hay sombras ocultas. Sólo está lo bonito, y regresan todas aquellas sensaciones.

Permito que mi piel se erice con los recuerdos. Hoy estoy regalada, no hay barreras, no hay límites, no hay murallas de papel mojado. Respiro hondo y dejo que todo me inunde...sobretodo el vino. Miro al sol y lo invito a participar de mi sonrisa. Cierro los ojos y me marcho. Vivo el pasado, el presente y el futuro. Todo a la vez. Pero nada es caótico, sólo bello desorden.

No sé si mañana caminaré, volaré o reptaré por el mundo. Hoy sólo sé que el cómo, está atado a mis muñecas.

Desde aquí, aún lejos, distingo el cielo del mar. Sólo tengo que levantar la vista para verlo, para sentirlo, para tocar las líneas.

Disculpadme la divagación, no consigo concentrar mi esfuerzo... qué estaba diciendo? Honestamente, no quiero. Ahora mismo todo es hermoso así, tal y como está. Quizá no lo comprendas. No importa, esto no ha nacido para ser comprendido. Soy yo la regalada.

Quizá sea el vino, o el sol, o los recuerdos...o que desde aquí puedo tocar el mar.

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