Los cambios me desconfiguran el sistema.
Mis neuronas piden a gritos nuevos significados, porque no son de esas del libre albedrío.
Todo ordenado, encadenado, sin fallos. Siempre bajo control.
Y cuando todo parece calmado...se enciende la pantallita.
Ya llegó el tornado.
Miles de dudas dan saltitos en mi cabeza, divertidas por el caos que generan,
satisfechas por por el miedo que me provocan.
Aparecen los signos de interrogación y las exclamaciones, resaltando el desorden como carteles luminosos:
¡Aquí, ésta no te va a dejar domir esta noche!
Ríen, cantan y bailan porque saben que después de lo malo, siempre llega algo menos malo
(no necesariamente bueno, tampoco hay que exagerar).
Con la cabeza en plena fiesta escucho la risa de un niño al fondo...
...bendita inocencia...
y si paro de respirar puedo escuchar al papá que le regaña...
Meneo de cabeza y vuelta a empezar...
Lo que me espera, lo que dejo atrás.
Nisiquiera mis palabras en este papel parecen tener lógica,
tantas ideas en tan poco tiempo...
Necesito un reset.
Urgente!
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